Esta semana estuve conectando mucho con mi verdad, mi voz, mi ser más auténtico.
Y hablé. Hablé mucho más desde mí.
En lo personal, en lo profesional, entre amigos y familia, en redes sociales…
Y me sentí bien.
Porque estaba siendo lo más "crudamente" yo y siento que en el mejor de los modos y sentidos.
Y eso tiene algunas consecuencias a veces, claro.
Lo hablamos siempre en sesiones .
No todo el mundo está preparado para oír según qué cosas.
No a todo el mundo le es cómodo oír según qué o que alguien empiece a expresar su opinión de un modo más directo y le lleven la contraria. Los límites incomodan, que alguien responda "no" también.
Descoloca. Pero si es nuestra verdad, sinceramente no podemos seguir ocultándola.
A menudo hay quién no quiere esas verdades, te quiere dónde estabas antes, callado y aceptando todo sin alzar tu voz. Se enojan, molestan, alejan…
¿Pero de quién está hablando esa reacción?
Pensá en eso.
¿Y para qué queremos mantenernos en lugares dónde no somos aceptadas? Pensá también al respecto.
Y en este hablar, dos cosas que te quiero contar hoy: Sobre autenticidad. “Ser tú mismo” y en este ser una mismo, tengo ganas de hacerte una pregunta:
¿Cuánto vale tu vida?
¿Por qué te negas a darte lo que querés y mereces, postergándolo siempre “para después” “más tarde” “cuándo tenga dinero” o con el famoso "si pudiera"?
Como nos comportamos determina la vida que creamos. Aquello por lo que apostamos e invertimos, es lo que incide en nuestro presente.
En mi profesión, hablamos en infinidad de ocasiones sobre el merecimiento, el valor que tenemos y nos damos, lo que nos amamos o no, de qué modos nos mostramos amor, cómo nos cuidamos y atendemos, las prioridades, nuestra disponibilidad ante las cosas y los límites, sobre el dinero e inversiones (y no de gastos) y esto último, tiene que ver con todo lo anterior que he mencionado.
En función del valor que te das,
en función de lo que crees que mereces,
te permites unas cosas u otras.
Te das acceso a unas experiencias, productos, servicios, personas, momentos o no te los das…
A lo largo del tiempo, meses y años, he recibido muchos mensajes de agradecimiento por mi trabajo, lo que comparto libre y gratuítamente, lo mucho que gusta lo que brindo… Y lo felices que estarían de hacer algunas de mis propuestas pero, “cuando tenga dinero”. Yo no pregunto, ellos me lo dicen. "O cuando mi hijo sea más mayor", "las cosas estén mejor en casa" o "tenga tiempo para mí".
Y ahí es donde yo te pregunto sin vueltas..
¿Cuánto vale tu vida?
¿Qué te das? ¿Qué te quitas y prohibís? ¿Qué pospones? ¿En qué invertis? ¿A qué dedicas tu tiempo y energía, tu atención?
¿Dónde va tu dinero?
¿De quién te rodeas?
Porque va de dinero y de otras muchas cosas.
La abundancia, la prosperidad, empieza en vos-
Nace en vos, en tu interior y sí, está determinada por tu propio hacer.
¿En quién inviertes? ¿Apuestas por otras personas, por sus propuestas? ¿Lo buscas todo gratis?
¿Esperas siempre a que bajen los precios, te den un descuento? ¿Eso vale tu vida, eso vales vos?
¿Cómo te muestras cada día ante ti, apareces y das la cara por vos y tu vida?
¿Te comprometes?
Te comparto todo esto porque yo lo he transitado y me he movido de un lado al otro de la balanza.
Hoy me acuesto cada noche visualizando mi vida futura.
Pero Nahuel, ¿acaso no te gusta tu vida actual?
Por supuesto que sí. Estoy ya en un lugar hermoso.
Pero tengo claros los próximos pasos, los próximos puntos de mi camino.
Hay cosas que veo lejanos, igual que veía las que hoy ya son.
Una de ellas es poder vivir de mi profesión y crear desde la abundancia y prosperidad.
Agradezco a diario todo lo que tengo y tengo muy claro que yo me he traído acá.
Por eso sigo visualizando más de lo que deseo y por eso cada día camino hacia ello.
Pretendía escribirte algo breve pero como siempre, me entusiasmo y me termino extendiendo más de lo inicialmente esperado… Menos mal que esto no cuenta la cantidad de caracteres!
Si querés que hablemos de cualquiera de las cosas mencionadas presioná acá
Te deseo un feliz día
Con mucho cariño,
Nahuel
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